LUJURIA
Acaricio
con mi lengua lasciva
las
proporciones de tu hombría,
mientras
los pétalos de mi rosa
se
jactan del rocío
y
se explayan en la dureza
con
que se anuncia el horizonte
cuando
desciende sigilosamente húmedo
entre los senos,
acariciando con su manto de seda y fuego
las
dimensiones de mi piel,
la
conjetura de mis montañas
que
lo estrujan con su pálpito candente.
Se
extasían los sentidos
desde
el meñique de mi pie
hasta
la punta de cada bello
que
se electriza en la
corriente
de tus caricias,
y
me voy adentrando
en
tu mundo de gemidos revoltosos
que
abren paso a la lujuria del amor,
a
ese latente momento,
donde
entregaremos a esta pasión
el alma y el cuerpo.
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