¿Huyen de los piojos o las pulgas?

¿HUYEN DE LOS PIOJOS O LAS PULGAS?


Esperó la viuda con su bebé entrelazado,
ojerosa, desnutrida, con sus pies cansados,
pero el ojo humano es el asesino de los años,
se rehúsa a mirar la pobreza de sus seres alados.

Se cansó su casa de lucir grandes grietas,
salto mortal infinito desde un acantilado,
y no por la pobreza… ¡No!
Sino por el olvido social ilimitado.

Fue la mecedora doblándose de duras penas,
guardadas en sus fibras con sal de lagrimales,
que se gastaron soñando una mesa servida
con más que espejismos sobre cristales.

Pero…

¡Escuchen!

¿Será que su suerte ha cambiado…?


A lo lejos corren pisadas bien lustradas...

¡Oh! ¡No!

¡Creo que huyen de los piojos o las pulgas de sus pretextos extraños!

¿No se dan cuenta que han dejado a un par de almas condenadas
a morir de abandono al marginarlos?