EMA Y SANTI
(La naturaleza es un tesoro invaluable)
Ema, la perezosa, con sus ojos tristes y mojados por una
lágrima, miraba con desgano desde lo alto de una copa, la construcción de la nueva carretera.
El silbido de los árboles al caer, las ruidosas moto sierras
y el aleteo de cientos de aves abandonando sus nidos, aún calientes, por la
ternura de sus polluelos despojados de plumaje, era algo que la atormentaba. Ema,
se sentía incapaz.
Con su paso lento y el pequeño Santi sobre su espalda,
anhelaba tener alas para poder, así, escapar de la atrocidad del hombre.
Aquellos pequeños y coloridos duendecillos eran como una
especie de termitas ruidosas, capaces de devorarlo todo.
La tarde caía. La llegada de la noche anunciaba que era hora
de buscar nuevas fuentes de alimento o Santi, pasaría muchas penurias, lo que
podría afectar su tierno desarrollo.
¡Sujétate fuerte! – Dijo con voz temblorosa y decidida.
Descendió por el árbol con todas sus fuerzas y así poner a
salvo a su pequeño.
Los ojitos de Santi chispeaban en la oscuridad. No podían
comprender el apuro de su madre, ya que para él, ella era su casa, su alimento,
su abrigo. Junto a ella, todo estaba más que
bien.
Largo tiempo de caminata le esperaría a Ema, pero valdría la
pena.
Caminó y camino entre la negra noche siguiendo sus instintos,
los cuales la llevaría a unas ricas hojas donde al fin serían felices.
De pronto, sin siquiera percatarse, apareció frente a sus
ojos aquella senda sin árboles que había sido talada y representaba todo un
reto para Ema. Ya no podía verla desde la copa. Ahora estaba allí, sin
protección, a punto de cruzar un tramo que sentiría eterno.
Miró, escuchó. Todo era silencio. No se movía ni una hoja
aquella noche, así que tomó aire y de un impulso retomó su camino.
Caminó unos metros pero de pronto, entre la oscuridad,
escuchó un estruendo. Vio como un par de ojos brillantes la embestían con su
fuerza, mientras la espesa noche se iba llevando muy lejos los gritos de Santi
que con un dejo desesperado decían:
-¡Háblame, mamá! ¡No me dejes por favor!
Las horas pasaban lejanas para el pequeño que con lágrimas en
los ojos y el corazón henchido de dolor esperaba despertar de aquella horrible
pesadilla.
Una hora era demasiado tiempo sin escuchar a su madre, ni
abrazarla, pero ésta, luchaba en la cama de una veterinaria a la cual fue
transportada inmediatamente por el conductor del vehículo, quien era el jefe de
la construcción y se disponía esa noche a
revisar la zona, ya que habían tenido un retraso de labores.
A las ocho de la noche, Ema despertó y un par de días después
ya estaba lista para regresar al bosque. Afortunadamente el impacto no fue de
gravedad, pero significó una gran lección para aquella persona, quien decidió
desviar la carretera, para no sacrificar aquella hermosa montaña.
Fue una gran alegría. Reunió al personal para acompañar a Ema
en su liberación y así darles la noticia,
por lo que en medio de aplausos, dejaron a los perezosos disfrutando en lo alto de una copa un manojo
de felicidad, mientras la sensatez y el amor a la naturaleza se abría paso en
sus corazones.
Me ha emocionado leerte, mi querida amiga... Yo que soy un amante de la naturaleza y de su fauna.
ResponderEliminarMil besitos y feliz día ❤
Gracias mi niña! Eso es porque sin duda tienes un corazón hermoso. Me alegra que así sea. A mi me emociona contar con tu hermosa compañía.
EliminarBesitos y que tengas un domingo precioso.
Muuaacckkk!
Muy bello de mucho sentimiento que lo recubre de alegría, te mando un beso Rosita, espero estés muy bien amiga.
ResponderEliminarMuchímas gracias mi dulce amigo por el hermoso regalo de tus palabras. Me alegra mucho te gustara. Un abracito tierno.
EliminarA todos se nos pudo haber imaginado una historia como que que narras, pero no todos tenemos el alma tan llena de ternura y preocupación por los seres vivos que nos acompañan... Se evidencia, el ángel hermoso que en ti encarna. el ser que antes que escritora o poetas es una mujer maravillosa, cubierta de un halo divino.
ResponderEliminarSanti, tuvo la suerte de olfatear las huellas de su madre que lo regreso a su nido, Ema regresada a su zona encontró a su crió. El destino se vale de mil formas para salvar vidas inocentes y permitir se hagan nuevos caminos.
Sencillamente: E R E S... G E N I A L... y una divina ángel celestial.
Mi saludo, aprecio y admiración Por y para siempre...
Eres un sol mi estimado poeta y amigo, Fernando. Muchísimas gracias por esa lectura tan detallada. Me llena de felicidad que te haya gustado. Gracias mil y mi cariño. Besos de ternura para ti.
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