EL PARAISO DE NUESTRAS FRONTERAS
Yacen despiertas
tus caricias en el prólogo de mis caderas
y un tsunami de emociones
se
instalan en la espontaneidad de un
sugerente suspiro
colmado
de locura.
Se
disuelve el infinito amanecido entre los brazos,
degustando la calidez de tu palabra,
el
amasijo de ternuras rozándome los pies,
cómplices de una travesura que camina hasta el ombligo
humedeciendo
nuevamente los pliegues de la piel.
Arrancando
de los labios,
nuevos deseos que voltean a tu rostro
estrellándose
feroz ante la ansiedad del ayuno,
el
hambre del amor y la intesidad de la pasión.
Recorro
excitantes minutos en las llanuras de tu cuerpo
quemando
mi lengua mientras te bebo despacio
como a
un oasis de primaveras
donde
cabalgarán mis ideales de mujer, nuevamente.
Nos extasiamos
en la copa de la reciprocidad
sobre
el paraíso de nuestras fronteras,
avergonzando
al calendario con gemidos aromados de placer,
mientras
en el orgasmo de cada nuevo rayo de sol,
brotan tanto
dentro como afuera,
Margaritas,
Dalias y Azucenas.