¡ YA NO QUEDA NADA!
Ha cesado la lluvia torrencial de las mejillas
y las raíces de mis vestidos
se anclaron sobre el tiempo
ocultando las flores que algún día
vi crecer en la tierra.
y las raíces de mis vestidos
se anclaron sobre el tiempo
ocultando las flores que algún día
vi crecer en la tierra.
¡Ya no queda nada!
Los árboles se caen a pedazos con la brisa
que apenas y mitiga las heridas dejadas con la guerra.
El esclavo sentimiento a la dureza
ha devorado la nostalgia entre los escombros
y los azules fragmentos de un cielo fecundo
son ahora,
partículas que intentan escapar de las nubes de gases
esparcidos por la inmundicia inhumana.
¡No queda nada!
Cada minuto se evapora
condensándose frío en el alma,
tornándola un ancla pesada,
difícil de arrastrar,
mientras la penumbra nos devora,
sin que tan solo,
un leve susurro de amor me alcance.
Sin que un mañana nuevo,
brille para mí.
Poema protesta contra la guerra desalmada que deben padecer los más indefensos. Mi corazón con ellos.