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lunes, 22 de mayo de 2017

EL VALOR DE UN GESTO ( PROSA)


EL VALOR DE UN GESTO ( PROSA)


De pie, en el mercado, justo al lado de la gente que almorzaba y con gesto casi angelical, un abuelito de cabello cano y contextura delgada esperaba callado, relamiéndose los labios. Sus ojos repasaban los platillos que la gente comía con prisa; las deliciosas ensaladas y picadillos casi intactos que pasaban a la basura por exceso o simplemente un paladar exigente.

Dinero iba y venía. Las camareras de un lado al otro atentas al servicio de sus clientes y casi molestas por la presencia del anciano que no dictaba palabra.

 Yo, al igual que muchos otros, estaba allí, sin percatarme la situación.  Había entrado con prisa y solo había percibido, que un par de personas persistían allí, incluyendo al abuelito, pero nada más. 

Esperaba con ansias mi platillo porque era tarde y mi estómago empezaba a rugir. Observaba y escuchaba las conversaciones de la gente que concluían en risas y alegría.

De pronto, justo a mi lado, una señora que disfrutaba de un buen plato de comida exclamó:
-¿Tiene hambre, abuelo?

El señor asintió con la cabeza. Era demasiado humilde para contestar. 

La señora pidió otro plato vacío y le dijo de nuevo:
¡Siéntate aquí, abuelo!

Tomó su plato de comida, lo dividió en dos y el abuelo dando las gracias, se inclinó a comer.

Tenía tanta hambre como jamás habían visto mis ojos. Aquella comida la devoraba como si se tratase de un manjar jamás visto. Grandes boconadas que parecían atragantarlo.
 
Yo no podía hablar, estaba en shock. Tomé mi plato de tortillas que era lo que tenía intacto y se lo di.
Mi comida se volvió insípida y por alguna razón mi hambre desapareció. No podía dejar de mirarlo, deseando extender una mano y darle un abrazo, pero era un extraño y podría asustarse, aunque, no más de lo que yo estaba, preguntándome ¿Dónde estaría su familia?  ¿Porqué estas injusticias en el mundo, cuando nos hacemos llamar buenos seres humanos?¿No tenemos ojos? ¿Estamos tan sordos? ¿O es que nuestro corazón es solo un pedazo de roca cubierta de escarcha?

Tomé de mi bolso el único dinero que tenía, calculando me quedara para los pasajes de autobús, pero estaba demasiado petrificada para hablarle. No quería interrumpir aquellos deliciosos bocados que apaciguaban su hambre. No pude. No encontraba el momento por más que lo intentaba y removía el dinero entre mi mano.
Creo que la situación me había paralizado por completo.

El almuerzo había terminado y mi compañera muy indiferente, exclamó:
-¡Vamos!
Mis pies se suspendieron por inercia. Estaba pegada allí. El alma me pesaba demasiado.
Caminamos hasta la puerta y nos perdimos entre el bullicio de la gente, pero por alguna razón, una parte de mi alma y de mis lágrimas se quedaron allí, con él,  para siempre.





miércoles, 17 de mayo de 2017

EL AROMA DE TU PIEL ( Poesía sensual)

 
EL AROMA DE TU PIEL ( IMPROVISACIÓN)




Percibo el aroma de tu piel humedecida,
aún tenue, bajo el beso de la lluvia
y mis sentidos se extasían,
causando un revuelo de mariposas azules
que caminan con sus dedos inquietos bajo mi lengua
y sobre cada partícula de mi piel
en la que corre el rubor del deseo.

Me extasío.

Me invade la libertad del suspiro,
la levedad y la fuerza,
despertando a la fiera
que ansía beber de tu cáliz
el embriagante licor que ofrendan tus labios.

Te consumo despacio entre el pensamiento,
con mis uñas ancladas a ese territorio
colonizado de exquisitas sensaciones
y delirantes ondulaciones de mar embravecido
que erosionaría sin clemencia mis fibras,
reestructurando  cada una de mis moléculas,
hasta convertirme en una dócil flor.

Una dócil flor de sereno
sobre tus blancas sábanas de seda.





miércoles, 10 de mayo de 2017

UN OBSEQUIO PARA TI, MARICELA ( DEDICADO CON ACRÓSTICO)

Un obsequio para ti, Maricela.


(Dedicado a una linda amiga)

 




Recoge del agua el beso que para ti trae la noche
y de tu pétalo la luz que te dejaron las estrellas;
siendo Rosa, Alhelí y Azucena
no te faltarán dones ni primaveras.

Tienes a tus pies los obsequios de la tierra,
son diadema los arcoíris en tu cabeza
y en tu risa llevas las perlas
de un mar preñado de luciérnagas.

M igrando de norte a sur
a caricia suavemente tu nobleza,
r omántica sonata de cometas, que
i ncluye tu hermosa personalidad;
c ual  luz de luna en  la arboleda,
e xquisita es tu magia que despierta
l a alegría casi extinta,  con
a stucia y tenacidad.

Un orgullo ser tu amiga,
¡Oh...!  Maricela sin igual.