¡Escapa!
¡Escapa!
Del agitado suspiro que teje la noche,
en vaporosos derroches de noche profusa,
siendo unicornio, exilio y fortuna
del carmín que deshila mi costura.
Rasgando el sentido desahogado,
de los labios carnosos que maduran;
claveles que se ciernen bajo el manto,
atrapado, ferozmente en mi cintura.
¡Escapa!
Al resplandor de la vela que se inflama,
bajo sábanas blancas, salpicadas de rocío;
vino y miel que en deseo se derrama
por tu cuerpo, amado mío.
¡Escapa!
Solo por hoy,
Pero…, quédate para siempre
con mi amor y mis locuras.
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