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martes, 30 de mayo de 2017

HASTA LA MÉDULA.


Hasta la médula.


En la hombría de tus caderas,
se desliza el susurro de mi mente
aniquilada por el aroma de tu piel,
desinhibida por los clamores de tus células
que incitan a mi lengua a degustar la clemencia
y levantar los ayunos impuestos con dones de Afrodita.


Te degusto,
ante un altar de delicias que se catan como el vino
endulzando cada pliegue,
arañando los espacios vacíos de ternezas,
donde retumban con demencia mis suspiros,
mientras voy bebiendo en cada poro la esencia de tu fuego.
depositando en cada beso la pasión de mi centro
y las iniquidades del eros.
Remontando.
Remontando el vuelo.
Esa revoltosa pirueta que eriza mi piel
y la envuelve en su flama
quemándola de clamores,
otorgando licencias a tus fantasías
que arremeten con instinto contra mi santuario,
coronando de sonrojos los excesos
culminantes de complacencias susurradas,
sobre las suaves y blancas sábanas,
en las que se derrumban nuestras esculturas
después de habernos entregado hasta la médula.