ACOSO SEXUAL
Me miras,
me inventas,
me desnudan tus ojos
que brillan como dos linternas,
y cae la baba imaginaria,
como cuando se siente la presa
entre los dientes de la hiena.
Me estrujas,
me acorralas,
un sudor frío
me escala las piernas,
es un sentimiento de asfixia,
que empieza a marcar fronteras.
Presión social,
disimuladas maneras,
fraguando este acoso,
que mis nervios altera.
De repente una mano
ya parece no estar quieta,
no se,
si es solo tu descaro,
o también,
mi enojo que vuela,
solo se que debes ir
a juntar tus dientes
a la otra acera
y largarte pronto.
¡Cochino, asqueroso!
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