pero no es cierto,
ya mis pasos no tienen prisas,
ya mis ánimos no están despiertos.
Las noches a veces son tan largas,
otros,
son los días con su paso austero,
quienes van dejando una estela,
de ojos cansados y dolores nuevos.
Un día aquí,
otro allá,
parece que la cama tiene sabor denso
ya no hay prisa,
ya no hay eco,
de pies que quieran rozar el suelo.
Ojeras,
mal momento.
¡Quizás!
Solo un frágil quebranto,
que se vino conmigo,
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