¡EN QUE MOMENTO!
¡En qué
momento!
Te
apoderaste del infortunio de mis ojos,
te
colaste por las ventanas de mi rostro
y
removiste de un tajo mis antojos.
¡En
qué momento!
Llegaste
tan profundo y de este modo,
que
resulta imposible el acomodo
de mi
tonto corazón.
¡En qué
momento y sin permiso!
Te has
convertido en mi adicción,
arrancándome
suspiros
y llevándote mi corazón.
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