LA NOVIA (Relato improvisado)
Segunda parte.
_¿Qué
hacer?
La
vergüenza la aterraba.
¿Cómo
enfrentaría lo que acababa de hacer? Su mejor amigo se había marchado a otro
país en el momento en que ella entró al templo, porque le había advertido que
no soportaría la desilusión.
Ahora
se sentía sola. Caminó mar adentro. Se dejó llevar.
No sabía nadar y pronto se
ahogaría, pensaba, mientras tragaba montones de agua y toda su vida pasaba por
su memoria.
Intentó salir pero no pudo. Estaba arrepentida de lo que ella llegó a considerar una estupidez, al recordar tantas cosas hermosas que se iban alejando y a sus papás. ¿Qué harían? ¿Quién aplacaría su dolor? Ella era su única hija. Pero el agua era invencible para un cuerpo que no había sido dotado de aletas y ese vestido mojado pesaba demasiado.
De
pronto, en su inconsciencia, creyó sería el final. Algo la elevaba y estaba segura sería sin duda el camino al cielo.
Unas manos salidas de la nada la
tomaron por la cintura y como una muñeca rebelde bajo el brazo la llevaron a la
playa.
Casi
sin sentido, el joven la puso sobre la arena y con maniobras de resucitación la
devolvía a la vida.
Cuando
la novia al fin tomó conciencia, lo primero que vio fue unos ojos bañados en
lágrimas que daban gracias a Dios por su vida y unos dulces labios que la
besaban en su frente con alegría.
Su
amigo de infancia estaba en ese lugar.
No pudo abordar el avión como lo había
planeado, porque el amor era demasiado fuerte para dejarla. Quiso repasar los
momentos cuando se conocieron y allí estaba cuando ella llegó.
No
la escuchó ni la vio antes, porque estaba detrás de unas rocas sumido en sus
pensamientos, hasta que un vestido blanco que se sumergía en el mar captó su
atención y sin saber de quien se trataba corrió a auxiliarla.
Los
dos se abrazaron de felicidad. La novia lo besó en los labios tan dulcemente
que él no comprendía, pero estaba feliz. Con sus labios dispuestos a todos los
besos del mundo.
Ella
exclamó…
_¡Perdóname!
_¡Perdóname
por favor!
_No
me había dado cuenta pero te amo. Siempre te amé y no podría vivir sin ti.
_¿Cómo es que estás aquí?
_¿No
te fuiste de viaje?
Él
con una sonrisa y los ojos brillantes de felicidad, la abrazó y le dijo:
_Ya
habrá tiempo para eso mi amor, lo importante es que estás bien.
Se
besaron hasta el cansancio y montando en su caballo la llevó a su casa, donde
sus padres comprendieron la razón de su actuar. En cierta manera se sintieron
felices porque ese chico siempre había sido parte de su familia y no estaban
muy de acuerdo con su matrimonio ya que resultó que el novio la engañaba y
hasta tenía niños con otra dama quien justo antes de despedir a los invitados
se presentó reclamando sus derechos por lo que ante la vergüenza social el
novio despareció y no se volvió a saber nada.
Meses
después, los mejores amigos se casaron en una boda muy discreta y a pesar de las
dificultades normales, lograron una vida llena de amor y prosperidad.
FIN
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