LA
NOVIA (Relato)
Primera parte
Con
su vestido blanco, estática. Parecía que los minutos daban gritos en su pecho y
un sudor frío le corría por la frente.
La
música del coro era celestial y como un
telón cubría la mezcla de tristeza y alegría de los padres los cuales
entregaban a su niña al hombre que supuestamente la haría feliz el resto de su
vida.
Lágrimas,
emoción, risa. Todo parecía un tornado de sensaciones que se conjugaban en su pecho
durante el momento del matrimonio y junto aquel otro amor inconcluso. Aquel
amor de infancia que horas antes de su boda le dijo:
_No
te cases.
_Te
amo.
El
ritual de bodas continuaba y en sus oídos parecía un bullicio de catacumbas que
retumbaban en la distancia. Absorta en sus pensamientos y sometida a su corazón
que se retorcía luego de aquella declaración la novia se desmayó.
Todo
se quedó en silencio y los padres corrieron al auxilio de su hija, quien
despertó después de un respiro a una bola de alcohol que alguien, entre la
multitud, se había atrevido a impregnar del botiquín de emergencias que cargaba
en su auto.
Confundida
un poco por lo sucedido, miró a la gente como un enjambre de abejas que
atentaban contra sus sentimientos y cuando ya estuvo en pie, tomó su vestido, lo
apretujó fuertemente con sus manos, miró a sus padres con desesperación, miró a
su novio, miró al sacerdote, miró la cruz de Jesús y echó a correr directo a la
salida.
Tomó
un caballo del carruaje de bodas y desapareció en el horizonte junto a la
aurora.
Los
padres consternados corrieron a casa. El novio despidió a sus invitados, asumió
la vergüenza de lo sucedido y desapareció.
Ya no había nada que celebrar y en cuanto a la novia, nadie sabía lo que
había pasado. Quizás estaba demasiado aterrada para casarse, quizás embarazada.
Rumores iban y venían pero el ramo de flores de ella, seguía en el suelo como una lágrima.
La
novia viajó hasta una playa cercana y allí bajó de su caballo, recordando su
infancia. Aquel lugar tan conocido donde había pasado bellos momentos con su
mejor amigo.
Aquellas
rocas. Aquella arena donde hacían hermosos castillos. Todo estaba allí plagado
de recuerdos. La adolescencia. Su primer beso. Un mundo de sensaciones que
rodeaban aquel lugar y en todas estaba él. El niño que creció a su lado, su
confidente. Con el que nunca estableció nada por tratarse de su mejor amigo.
Caminó
hasta meter sus pies en el mar. Estaba confundida y pensó en ahogarse.
Continuará...
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